12/12/10

Lourdes Flores: “PPK le hizo la tarea a Toledo”


La lideresa del Partido Popular Cristiano (PPC), Dra. Lourdes Flores Nano, habla con la prensa sobre las razones por las que su partido respalda la candidatura de Pedro Pablo Kuczynski y también opina sobre la candidatura de Keiko Fujimori, Alejandro Toledo, y Mercedes Araoz.

(Tomado de peru21.com).-Es raro verla ahora en un segundo plano, de acompañante de un candidato que en otras circunstancias quizá habría sido un rival. Lourdes Flores explica qué le dijo Luis Castañeda para que se frustrara la alianza entre ambos, qué siente al ver a su exsocio Rafael Rey con los fujimoristas y por qué no piensa en 2016.
¿Pedro Pablo Kuczynski será mejor presidente que Luis Castañeda?
Estoy convencida de que Pedro Pablo es el mejor candidato.
Sin embargo, usted siempre quiso apoyar a Castañeda. ¿Fue porque no tenía ninguna otra opción?
No, mire, yo tengo todo el respeto por Lucho Castañeda y creo que tiene el mejor de los merecimientos para gobernar el país. La razón por la cual no llegamos a un acuerdo fue porque Solidaridad tenía un plazo mayor de tiempo para analizar sus perspectivas y nosotros estábamos en la urgencia de tomar decisiones.
Horas antes del congreso del PPC, usted habló con Castañeda. ¿Qué fue lo que él le propuso?
Me propuso llegar a un entendimiento pero trasladar a una fecha posterior los detalles de la forma de la alianza. Y eso me parecía muy impreciso para llevar a un congreso de más de mil personas, donde, además, la mayoría pedía ir solo.
¿No sintió en algún momento que Castañeda estaba muy sobrado?
No creo eso. Creo que son simplemente dos formas diferentes de afrontar el proceso electoral y de tomar decisiones en un partido.
¿Qué la indujo a proponer el apoyo a PPK? ¿La desesperación?
Nooo, ni mucho menos. Desde el final de las elecciones hasta el congreso del PPC tuvimos un sinnúmero de conversaciones y analizamos una serie de opciones. En el partido, la opción de ir con candidato propio era muy fuerte. La razón por la que yo no la secundé fue porque salíamos de una campaña tremendamente larga y hubiéramos lanzado una candidatura de último momento.
Hubiera sido un suicidio.
Hubiera sido una decisión precipitada. Iba a ser una candidatura insuficientemente forjada. Frente a ese debate, tuvimos varias conversaciones con Pedro Pablo y con sus voceros. Evaluadas las cosas, consideramos que era la mejor opción.
¿Ya definieron la distribución de la lista de candidatos al Congreso?
El tema está bastante avanzado; hay una comisión que viene desarrollando los detalles. Ha sido relativamente sencillo que cada grupo político exprese dónde siente que tiene una participación. Yo tenía un acuerdo del congreso del partido en el sentido de que el PPC tendrá representación en todas las regiones.
Antes de que el PPC se sumara a esta alianza, César Acuña dijo que, por la fuerza de su partido, a ellos les correspondía el 50% de la lista.
Acabo de estar en Trujillo y he visto un enorme dinamismo en Alianza Por el Progreso. César Acuña es un líder regional que ha ido adquiriendo una expresión nacional, con una fuerza política emergente que, siendo joven, tiene la capacidad de convocar cuadros de alcance regional. Por supuesto que va a tener un peso muy importante, y se lo merece.
Es evidente que él se siente muy seguro de su peso. Como le digo, había pedido el 50% de la lista.
Mire, ¿qué negociación no comienza diciendo “yo tengo derecho al 100%”? Lo importante es que el grupo de trabajo ha avanzado a una velocidad inmensa. Creo que el trabajo está prácticamente terminado.
¿Habrá renovación en los espacios que le corresponden al PPC?
A ver, creo que van a ir a la reelección casi todos (los congresistas), pero va a haber espacio suficiente como para que, por ejemplo, en Lima haya dos tercios de nuevas caras y solo un tercio de repitentes.
Lo que suele ocurrir siempre es que las nuevas caras van al final.
No, este es un tema que el partido va a definir con inteligencia. Nuestros candidatos se van a elegir en un plenario nacional, para el cual el 18 de diciembre se elegirán delegados. Estoy segura de que uno de los criterios que tendremos será la capacidad de intercalar las figuras nuevas y las figuras antiguas.
¿Qué siente al ver a Rafael Rey de nuevo con el fujimorismo?
Yo no juzgo nunca la conducta de las personas. Es posible que él sienta que en estas circunstancias está volviendo a una visión que él transmitió en los noventa: hubo en el Perú quienes consideraban que se necesitaba una cierta dosis de autoritarismo, una ‘democradura’. Yo siempre estuve en contra de eso, por esa razón no respaldé al fujimorismo.
¿Cree, como Mauricio Mulder, que volvió a sus raíces?
Yo no juzgo pero sí, efectivamente, (Rafael) vuelve un poco a lo que lo hizo distanciarse de alguien como Mario Vargas Llosa, porque consideraba que la combinación de apertura económica y autoritarismo no era una mala fórmula. Hubo quienes pensamos que la apertura económica y el orden fiscal eran fundamentales, pero que de ninguna manera había que sacrificar el orden institucional y la democracia.
¿Qué representa Keiko Fujimori en esta campaña?
Representa a un elector que mira con gratitud la obra de (Alberto) Fujimori, que cree que fue un buen gobernante y que dice “vamos a agradecérselo dándole la oportunidad de gobernar a su hija”.
¿Está capacitada para gobernar?
En general, si miramos el fujimorismo en su idea primigenia, que es libertad económica y autoritarismo, creo que no debería tener nada qué hacer en el Perú. Siento que es un proyecto cuya idea central es la reivindicación de Alberto Fujimori y nada más. Es una añoranza del pasado más que una mirada al futuro.
En la campaña municipal, Toledo la apoyó públicamente. ¿Le hubiera gustado aliarse con Perú Posible?
Es una de las opciones que barajamos, pero es claro que Toledo intentará jugar más un rol de centroizquierda, con un discurso que intente captar a otros sectores para luego gobernar con sensatez. Él ha trazado su propio camino y yo le deseo la mejor de las suertes, pero nuestra opción ha demostrado gran capacidad de concertación, una visión nacional interesante, rostros emergentes en la política. Nuestro sancochado tiene mucho más novedad que la chakana de Perú Posible.
Algunos dirán ¿por qué votar por el exministro cuando puedo votar por el expresidente?
Mejor es darle la oportunidad a alguien que no ha tenido la posibilidad de estar en la presidencia de la República pero que ha demostrado, en el Estado, lo que sabe y lo que hace. Mejor es dársela a quien hizo la tarea, a quien desarrolló el plan económico, a quien le dio la orientación que el Perú necesitaba al iniciar una recuperación democrática. ¿Quién es Kuczynski? Kuczynski es el que hizo posible aquellas cosas buenas del gobierno de Toledo que nos han enrumbado hacia adelante.
¿Toledo debería agradecerle a Kuczynski por su éxitos económicos?
Yo creo que se lo agradece, lo que pasa es que le ocurre lo que a Fernando Belaunde con quienes habían sido sus ministros: que no los imaginaba como capaces de competir con él.
Mercedes Aráoz fue ministra de Economía como Kuczynski. Habrá quienes crean que son similares.
Pero ‘Meche’ es la candidata del Apra. Hay quienes miran con simpatía a este gobierno, y yo no dejo de reconocer que el Alan García II ha sido definitivamente mejor que el Alan García I. Pero creo que el Perú necesita algo distinto al Apra para los próximos cinco años.
¿Cree que con Aráoz en la presidencia gobernaría Alan García?
Gobernaría el Apra. Con mayor razón si quien aspira a estar en una suerte de ‘kirchnerismo’ local es el doctor García. No, al doctor García le corresponde descansar cinco años. Y prepararse, si –como parece– aspira a estar en 2016. París no le hizo mal. Un descanso cinco años fuera del gobierno tampoco le hará mal.
¿Y usted será candidata en 2016?
¿Usted cree que al día de hoy, 11 de diciembre de 2010, después de una tenaz batalla de meses –¡que no he ganado!– eso pasa por mi cabeza? Dejemos la palabra “candidatura” guardada en un archivo. Ya veremos qué cosa nos depara el destino.
¿No siente la necesidad de sacarse el clavo y ganar una elección que no sea parlamentaria?
(Risas) Sí, cómo no, tengo la sensación de haber puesto esfuerzo y no haber concluido una victoria. Pero tengo, simultáneamente, una enorme serenidad y gratitud. ¿Qué tiene el destino deparado para mí en un país tan cambiante? Es difícil saberlo. Que Dios disponga en nuestras vidas qué es lo mejor


11/12/10

Texto Completo del discurso del Nobel Mario Vargas Llosa

Por su gran valor histórico y literario reproducimos el texto completo del discurso que pronunció el escritor Mario Vargas Llosa en Estocolmo, ante los miembros de la Academia Sueca, familiares, amigos y asistentes en el marco de la ceremonia de entrega del Premio Nobel de Literatura 2010.
También incluimos fragmentos en video.


Comentario del discurso El pais.com.-"Mario Vargas Llosa ha convertido una carta de batalla sobre su vida y su vocación literaria en un discurso que le hizo llorar a él mismo cuando abordó la figura de su mujer, Patricia. "El Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable con la que tuve la fortuna de casarme hace 45 años". Ahí el Nobel, que había recorrido en su discurso su descubrimiento de la lectura a los cinco años, sus lecturas de poemas con su madre, los libros de Flaubert y Faulkner, la política, los nacionalismos y otros fanatismos, así como la decepción ante la Revolución Cubana y otros acontecimientos que marcaron el siglo XX, prorrumpió en lágrimas..."


Discurso del Nobel
ELOGIO DE LA LECTURA Y LA FICCION
Por Mario VARGAS LLOSA


Aprendí a leer a los cinco años, en la clase del hermano Justiniano, en el Colegio de la Salle, en Cochabamba (Bolivia). Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida. Casi setenta años después recuerdo con nitidez cómo esa magia, traducir las palabras de los libros en imágenes, enriqueció mi vida, rompiendo las barreras del tiempo y del espacio y permitiéndome viajar con el capitán Nemo veinte mil leguas de viaje submarino, luchar junto a d’Artagnan, Athos, Portos y Aramís contra las intrigas que amenazan a la Reina en los tiempos del sinuoso Richelieu, o arrastrarme por las entrañas de París, convertido en Jean Valjean, con el cuerpo inerte de Marius a cuestas.

La lectura convertía el sueño en vida y la vida en sueño y ponla al alcance del pedacito de hombre que era yo el universo de la literatura. Mi madre me contó que las primeras cosas que escribí fueron continuaciones de las historias que lela pues me apenaba que se terminaran o quería enmendarles el final. Y acaso sea eso lo que me he pasado la vida haciendo sin saberlo: prolongando en el tiempo, mientras crecía, maduraba y envejecía, las historias que llenaron mi infancia de exaltación y de aventuras.

Me gustaría que mi madre estuviera aquí, ella que solía emocionarse y llorar leyendo los poemas de Amado Nervo y de Pablo Neruda, y también el abuelo Pedro, de gran nariz y calva reluciente, que celebraba mis versos, y el tío Lucho que tanto me animó a volcarme en cuerpo y alma a escribir aunque la literatura, en aquel tiempo y lugar, alimentan tan mal a sus cultores. Toda la vida he tenido a mi lado gentes así, que me querían y alentaban, y me contagiaban su fe cuando dudaba. Gracias a ellos y sin duda, también, a mi terquedad y algo de suerte, he podido dedicar buena parte de mi tiempo a esta pasión, vicio y maravilla que es escribir, crear una vida paralela donde refugiarnos contra la adversidad, que vuelve natural lo extraordinario y extraordinario lo natural, disipa el caos, embellece lo feo, eterniza el instante y torna la muerte un espectáculo pasajero.

No era fácil escribir historias. Al volverse palabras, los proyectos se marchitaban en el papel y las ideas e imágenes desfallecían. ¿Cómo reanimarlos? Por fortuna, allí estaban los nuestros para aprender de ellos y seguir su ejemplo. Flaubert me enseñó que el talento es una disciplina tenaz y una larga paciencia. Faulkner, que es la forma -la escritura y la estructura- lo que engrandece o empobrece los temas. Martorell, Cervantes, Dickens, Balzac, Tolstoi, Conrad, Thomas Mann, que el número y la ambición son un imponentes en una novela como la destreza estilística y la estrategia narrativa. Sartre, que las palabras son, actos y que una novela una obra de teatro, un ensayo, comprometidos con la actualidad y las mejores opciones, pueden cambiar el curso de la historia. Camus y Orwell, que una literatura desprovista de moral es inhumana y Malraux que el heroísmo y la épica cabían en la actualidad tanto como en el tiempo de los argonautas, la Odisea y la Ilíada.

Si convocara en este discurso a todos los escritores a los que debo algo o mucho sus sombras nos sumirían en la oscuridad. Son innumerables. Además de revelarme los secretos del oficio de contar, me hicieron explorar los abismos de lo humano, admirar sus hazañas y horrorizarme con sus desvaríos. Fueron los amigos más serviciales, los animadores de mi vocación, en cuyos libros descubrí que, aun en las peores circunstancias, hay esperanzas y que vale la pena vivir, aunque fuera sólo porque sin la vida no podríamos leer ni fantasear historias.

Algunas veces me pregunté si en países como el mío, con escasos lectores y tantos pobres, analfabetos e injusticias, donde la cultura era privilegio de tan pocos, escribir no era un lujo solipsista. Pero estas dudas nunca asfixiaron mi vocación y seguí siempre escribiendo, incluso en aquellos periodos en que los trabajos alimenticios absorbían casi todo mi tiempo. Creo que hice lo justo, pues, si para que la literatura florezca en una sociedad fuera requisito alcanzar primero la alta cultura, la libertad, la prosperidad y la justicia, ella no hubiera existido nunca. Por el contrario, gracias a la literatura. a las conciencias que formó. a los deseos y anhelos que inspiró, al desencanto de lo real con que volvemos del viaje a una bella Fantasía, la civilización es ahora menos cruel que cuando los contadores de cuentos comenzaron a humanizar la vida con sus fábulas. Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que lentos, más conformistas, menos inquietos e insumisos y el espíritu crítico, mecer del progreso, ni siquiera existida. Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida. Quien busca en la ficción lo que no tiene, dice, sin necesidad de decirlo, ni siquiera saberlo, que la vida tal como es no nos basta para colmar nuestra sed de absoluto, fundamento de la condición humana, y que debería ser mejor. Inventamos las ficciones para poder vivir de alguna manera las muchas vidas que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una sola.

Sin las ficciones seríamos menos conscientes de la importancia de la libertad para que la vida sea vivible y del infierno en que se convierte cuando es conculcada por un tirano, una ideología o una religión. Quienes dudan de que la literatura además de sumirnos en el sueño de la belleza y la felicidad, nos alerta contra toda formas de opresión, pregúntense por qué todos los regímenes empapados en controlar la conducta de los ciudadanos de la cuna a la tumba, la temen tanto que establecen sistemas de censura para reprimirla y vigilan con tanta suspicacia a los escritores independientes. Lo hacen porque saben el riesgo que corren dejando que la imaginación discurra por los libros, lo sediciosas que se vuelven las ficciones cuando el lector coteja la libertad que las hace posibles y que en ellas se ejerce, con el oscurantismo y el miedo que lo acechan en el mundo real. Lo quieran o no, lo sepan o no, los tabuladores, al inventar historias, propagan la insatisfacción, mostrando que el mundo está mal hecho, que la vida de la fantasía es más rica que la de la rutina cotidiana. Esa comprobación, si echa raíces en la sensibilidad y la conciencia, vuelve a los ciudadanos más difíciles de manipular, de aceptar las mentiras de quienes quisieran hacerles creer que, entre barrotes, inquisidores y carceleros viven más seguros y mejor.

La buena literatura tiende puentes entre gentes distintas y, haciéndonos gozar, sufrir o sorprendemos, nos une por debajo de las lenguas, creencias, usos, costumbres y prejuicios que nos separan. Cuando la gran ballena blanca sepulta al capitán Ahab en el mar, se encoge el corazón de los lectores idénticamente en Tokio, Lima o Tombuctú. Cuando Emma Bovary se traga el arsénico. Anna Karenina se arroja al tren y Julien Sorel sube al patíbulo, y cuando, en El Sur, el urbano doctor Juan Dahlmann sale de aquella pulpería de la pampa a enfrentarse 31 cuchillo de un matón, o advertimos que todos los pobladores de Comala, el pueblo de Pedro Páramo, están muertos, el estremecimiento es semejante en el lector que adora a Buda, Confucio, Cristo, Alá o es un agnóstico, vista saco y corbata, chilaba, kimono o bombachas. La literatura crea una fraternidad dentro de la diversidad humana y eclipsa las fronteras que erigen entre hombres y mujeres la ignorancia, las ideologías, las religiones, los idiomas y la estupidez.

Como todas las épocas han tenido sus espantos, la nuestra es la de los fanáticos, la de los terroristas suicidas, antigua especie convencida de que matando se gana el paraíso, que la sangre de los inocentes lava las afrentas colectivas, corrige las injusticias e impone la verdad sobre las falsas creencias. Innumerables víctimas son inmoladas cada día en diversos lugares del mundo por quienes se sienten poseedores de verdades absolutas. Creíamos que, con el desplome de los imperios totalitarios, la convivencia, la paz, el pluralismo, los derechos humanos, se impondrían y el mundo dejaría atrás los holocaustos, genocidios, invasiones y guerras de exterminio. Nada de eso ha ocurrido. Nuevas formas de barbarie proliferan atizadas por el fanatismo y, con la multiplicación de armas de destrucción masiva, no se puede excluir que cualquier grupúsculo de enloquecidos redentores provoque un día un cataclismo nuclear. Hay que salirles al paso, enfrentarlos y derrotarlos. No son muchos, aunque el estruendo de sus crímenes retumbe por todo el planeta y nos abrumen de horror las pesadillas que provocan. No debemos dejarnos intimidar por quienes quisieran arrebatarnos la libertad que hemos ido conquistando en la larga hazaña de la civilización. Defendamos la democracia liberal, que, con todas sus limitaciones, sigue significando el pluralismo politice, la convivencia, la tolerancia, los derechos humanos el respeto a la crítica, la legalidad, las elecciones libres, la alternancia en el poder, todo aquello que nos ha ido sacando de la vida feral y acercándonos -aunque nunca llegaremos a alcanzarla- a la hermosa y perfecta vida que finge la literatura, aquella que sólo inventándola, escribiéndola y leyéndola podemos merecer. Enfrentándonos a los fanáticos homicidas defendemos nuestro derecho a soñar y a hacer nuestros sueños realidad.

En mi juventud, como muchos escritores de mi generación, fui marxista y creí que el socialismo sería el remedio para la explotación y las injusticias sociales que arreciaban en mi país. América Latina y el resto del Tercer Mundo. Mi decepción del estatismo y el colectivismo y mi tránsito hacia el demócrata y el liberal que soy -que trato de ser- fue largo, difícil, y se llevó a cabo despacio y a raíz de episodios como la conversión de la Revolución Cubana, que me había entusiasmado al principio, al modelo autoritario y vertical de la Unión Soviética, el testimonio de los disidentes que conseguía escurrirse entre las alambradas del Gulag, la invasión de Checoslovaquia por los países del Pacto de Varsovia, y gracias a pensadores como Raymond Aron, Jean-Francois Revel, Isaiah Berlin y Karl Papper, a quienes debo mi revalorización de la cultura democrática y de las sociedades abiertas. Esos maestros fueron un ejemplo de lucidez y gallardía cuando la intelligentsia de Occidente parecía, por frivolidad u oportunismo haber sucumbido al hechizo del socialismo soviético, o, peor todavía, al aquelarre sanguinario de la revolución cultural china.

De niño soñaba con llegar algún día a París porque, deslumbrado con la literatura francesa, creía que vivir allí y respirar el aire que respiraron Balzac, Stendhal, Baudelaire, Proust, me ayudaría a convertirme en un verdadero escritor, que si no salía del Perú sólo sería un seudo escritor de dial domingos y feriados. Y la verdad es que debo a Francia, a la cultura francesa, enseñanzas inolvidables, como que la literatura es tanto una vocación como una disciplina, un trabajo y una terquedad. Viví allí cuando Sartre y Camus estaban vivos y escribiendo, en los años de Ionesco, Beckett, Bataille y Cioran, del descubrimiento del teatro de Brecht y el cine de Ingmar Bergman, el TNP de Jean Vilar y el Odéon de Jean Louis Barrault, de la Nouvelle Vague y le Nouveau Roznan y los discursos, bellísimas piezas literarias, de André Malraux, y, tal vez, el espectáculo más teatral de la Europa de aquel tiempo, las conferencias de prensa y los truenos olímpicos del General de Gaulle. Pero, acaso, lo que más !e agradezco a Francia sea el descubrimiento de América Latina. Allí aprendí que el Perú era parte de una vasta comunidad a la que hermanaban la historia, la geografía, la problemática social y política, una cierta nunca de ser y la sabrosa lengua en que hablaba y escribía. Y que en esos mismos anos producía una literatura novedosa y pujante. Allí leí a Borges, a Octavio Paz. Cortázar, García Márquez, Fuentes, Cabrera Infante, Rulfo, Onetti, Carpentier, Edwards, Donoso y muchos otros, cuyos escritos estaban revolucionando la narrativa en lengua española y gracias a los cuales Europa y buena parte del mundo descubrían que América Latina no era sólo el continente de los golpes de Estado, los caudillos de opereta, los guerrilleros barbudos y las maracas del mambo y el chachachá, sino también ideas, formas artísticas y fantasías literarias que trascendían lo pintoresco y hablaban un lenguaje universal.

De entonces a esta época, no sin tropiezos y resbalones, América Latina ha ido progresando, aunque, como decía el verso de César Vallejo, todavía Hay, hermanos, machismo que hacer. Padecemos menos dictaduras que antaño, sólo Cuba y su candidata a secundarla, Venezuela, y algunas seudo democracias populistas y payasas, como las de Bolivia y Nicaragua. Pero en el resto del continente, mal que mal la democracia está funcionando, apoyada en amplios consensos populares, y, por primera vez en nuestra historia, tenemos una izquierda y una derecha que, como en Brasil. Chile, Uruguay, Perú, Colombia, República Dominicana, México y casi todo Centroamérica, respetan la legalidad, la libertad de crítica, las elecciones y la renovación en el poder. Ése es el buen camino y, si persevera en él, combate la insidiosa corrupción y sigue integrándose al mundo. América Latina dejará por fin de ser el continente del futuro y pasará a serlo del presente.

Nunca me he sentido un extranjero en Europa, ni, en verdad, en ninguna parte. En todos los lugares donde he vivido, en París, en Londres, en Barcelona, en Madrid, en Berlín, en Washington. Nueva York. Brasil o la República Dominicana, me sentí en mi casa. Siempre he hallado una querencia donde podía vivir en paz y trabajando. aprender cosas, alentar ilusiones, encontrar amigos, buenas lecturas y temas para escribir. No me parece que haberme convenido, sin proponérmelo, en un ciudadano del mundo, haya debilitado eso que llaman “las raíces”, mis vínculos con mi propio país -lo que tampoco tendría mucha importancia-, porque, si así fuera, las experiencias peruanas no seguirían alimentándome como escritor y no asomarían siempre en mis historias, aun cuando éstas parezcan ocurrir muy lejos del Perú. Creo que vivir tanto tiempo fiera del país donde nací ha fortalecido más bien aquellos vínculos, añadiéndoles una perspectiva más lúcida, y la nostalgia, que sabe diferenciar lo adjetivo y lo sustancial y mantiene reverberando los recuerdos. El amor al país en que uno nació no puede ser obligatorio, sino, al igual que cualquier otro amor, un movimiento espontáneo del corazón, como el que une a los amantes, a padres e hijos, a los amigos entre sí.

Al Perú yo lo llevo en las entrañas porque en él nací, crecí, me formé, y viví aquellas experiencias de niñez y juventud que modelaron mi personalidad, fraguaron mi vocación. y porque allí amé. Odié, gocé, sufrí y soñé. Lo que en él ocurre me afecta más, me conmueve y exaspera más que lo que sucede en otras partes. No lo he buscado ni me lo he impuesto, simplemente es así. Algunos compatriotas me acusaron de traidor y estuve a punto de perder la ciudadanía cuando, durante la última dictadura, pedí a los gobiernos democráticos del mundo que penalizaran al régimen con sanciones diplomáticas y económicas, como lo he techo siempre con todas las dictaduras, de cualquier índole, la de Pinocha, la de Fidel Castro, la de los talibanes en Afganistán, la de los imanes de Irán, la del apartheid de África del Sur, la de los sátrapas uniformados de Birmania (hoy Myanmar). Y lo volvería a hacer mañana si -el destino no lo quiera y los peruanos no lo permitan- el Perú fiera víctima una vez vas de un golpe de Estado que aniquilan nuestra frágil democracia. Aquella no fue la acción precipitada y pasional de un resentido, como escribieron algunos polígrafos acostumbrados a juzgar a los denlas desde su propia pequeñez. Fue un acto coherente con mi convicción de que una dictadura representa el mal absoluto para un país, una fuente de brutalidad y corrupción y de heridas profundas que urdan mucho en cerrar, envenenan su futuro y crean hábitos y prácticas malsanas que se prolongan a lo largo de las generaciones demorando la reconstrucción democrática. Por eso, las dictaduras deben ser combatidas sin contemplaciones, por todos los medios a nuestro alcance, incluidas las sanciones económicas. Es lamentable que los gobiernos democráticos, en vez de dar el ejemplo, solidarizándose con quienes, como las Damas de Blanco en Cuba, los resistentes venezolanos, o Aung San Suu Kyi y Liu Xiaobo, que se enfrentan con remendad a las dictaduras que sufren, se muestren a menudo complacientes no con ellos sino con sus verdugos. Aquellos valientes, luchando por su libertad, también luchan por la nuestra.

Un compatriota mío, José María Arguedas, llamó al Perú el país de “Todas las sangres”. No creo que haya fórmula que lo defina mejor. Eso somos y eso llevarnos dentro todos los peruanos, nos guste o no: una suma de tradiciones, razas, creencias y culturas procedentes de los cuatro puntos cardinales. A mí me enorgullece sentirme heredero de las culturas prehispánicas que fabricaron los tejidos y mantos de plumas de Nazca y Paracas y los ceramios mochicas o incas que se exhiben en los mejores muscos del mundo, de los constructores de Machu Picchu, el Gran Chimú, Chan Chan, Kuelap, Sipán, las huacas de La Bruja y del Sol y de la Luna, y de los españoles que, con sus alforjas, espadas y caballos, trajeron al Perú a Grecia, Roma, la tradición judeo¬cristiana, el Renacimiento, Cervantes, Quevedo y Góngora, y a lengua recia de Castilla que los Andes dulcificaron. Y de que con España llegara también el África con su reciedumbre, su música y su efervescente imaginación, a enriquecer la heterogeneidad peruana. Si escarbamos un poco descubrimos que el Perú, como el Aleph de Borges, es en pequeño formato el mundo entero. ¡Qué extraordinario privilegio el de un país que no tiene una identidad porque las tiene todas!

La conquista de América fue cruel y violenta, como todas las conquistas, desde luego, y debemos criticada, pero sin olvidar, al hacerlo, que quienes cometieron aquellos despojos y crímenes fueron, en gran número, nuestros bisabuelos y tatarabuelos, los españoles que fueron a América y allí se acriollaron, no los que se quedaron en su tierra. Aquellas criticas, pan ser justas, deben ser una autocritica. Porque, al independizamos de España, hace doscientos alas, quienes asumieron el poder en las antiguas colonias, en vez de redimir al indio y hacerle justicia por los antiguos agravios, siguieron explotándolo con tanta codicia y ferocidad como los conquistadores, y, en algunos países, diezmándolo y exterminándolo. Digámoslo con toda claridad: desde hace dos siglos la emancipación de los indígenas es una responsabilidad exclusivamente nuestra y la hemos incumplido. Ella sigue siendo una asignatura pendiente en toda América Latina. No hay una sola excepción a este oprobio y vergüenza.

Quiero a España tanto como al Perú y mi deuda con ella es tan grande como el agradecimiento que le tengo. Si no hubiera sido por España jamás hubiera llegado a esta tribuna, ni a ser un escritor conocido, y tal vez, como tantos colegas desafortunados, andaría en el limbo de los escribidores sin suerte, sin editores, ni premios, ni lectores, cuyo talento acaso -triste consuelo- descubriría algún día la posteridad. En España se publicaron todos mis libros, recibí reconocimientos exagerados, amigos como Carlos Barral y Carmen Balcells y tantos otros se desvivieron porque mis historias tuvieran lectores. Y España me concedió una segunda nacionalidad cuando podía perder la mía. Jamás he sentido la menor incompatibilidad eme ser peruano y tener un pasaporte español porque siempre he sentido que España y el Perú son el anverso y el reverso de una misma cosa, y no sólo en mi pequeña persona, también en realidades esenciales como la historia, la lengua y la cultura.

De todos los años que he vivido en suelo español, recuerdo con fulgor los cinco que pasé en la querida Barcelona a comienzos de los años setenta. La dictadura de Franco estaba todavía en pie y aún fusilaba, pero era ya un fósil en hilachas, y, sobre todo en el campo de la cultura, incapaz de mantener los controles de antaño. Se abrían rendijas y resquicios que la censura no alcanzaba a parchar y por ellas la sociedad española absorbía nuevas ideas, libros, corrientes de pensamiento y valores y formas artísticas hasta encorares prohibidos por subversivos. Ninguna ciudad aprovechó tanto y mejor que Barcelona este comienzo de apeno ni vivió una efervescencia semejante en todos los campos de las ideas y la creación. Se convirtió en la capital cultural de España, el lugar donde fobia que estar para respirar el anticipo de la libertad que se vendría. Y, en cierto modo, fue también la capital cultural de América Latina por la cantidad de pintores, escritores, editores y artistas procedentes de los países latinoamericanos que allí se instalaron, o iban y venían a Barcelona, porque era donde había que estar si uno quería ser un poeta, novelista, pintor o compositor de nuestro tiempo. Pan mi, aquellos fueron unos años inolvidables de compañerismo, amistad, conspiraciones y fecundo trabajo intelectual. Igual que antes París, Barcelona fue una Torre de Babel, una ciudad cosmopolita y universal, donde en estimulante vivir y trabajar, y donde, por primera vez desde los tiempos de la perra civil, escritores españoles y latinoamericanos se mezclaron y fraternizaron, reconociéndose dueños de una misma tradición y aliados en una empresa común y una cenen: que el final de la dictadura cm inminente y que en la España democrática la cultura sería la protagonista principal.

Aunque no ocurrió así exactamente, la transición española de la dictadura a la democracia ha sido una de las mejores historias de los tiempos modernos, un ejemplo de cómo, cuando la sensatez y la racionalidad prevalecen y los adversarios políticos aparcan el sectarismo en favor del bien común, pueden ocurrir hechos tan prodigiosas como los de las novelas del realismo mágico. La transición española del autoritarismo a la libertad, del subdesarrollo a la prosperidad, de una sociedad de contrastes económicos y desigualdades tercermundistas a un país de clases medias, su integración a Europa y su adopción en pocos años de una cultura democrática, ha admirado al mundo entero y disparado la modernización de España. Ha sido para mí una experiencia emocionante y aleccionadora vivirla de muy cerca y a ratos desde dentro. Ojalá que los nacionalismos, plaga incurable del mundo moderno y también de España, no estropeen esta historia feliz.

Detesto toda forma de nacionalismo, ideología -o, más bien, religión- provinciana, de corto vuelo, excluyente, que recorta el horizonte intelectual y disimula en su seno prejuicios étnicos y racistas, pues conviene en valor supremo, en privilegio moral y ontológico, la circunstancia fortuita del lugar de nacimiento. Junto con la religión, el nacionalismo ha sido la casa de las peores carnicerías de la historia, como las de las dos guerras mundiales y la sangría actual del Medio Oriente. Nada ha contribuido tanto como el nacionalismo a que América Latina se haya balcanizado, ensangrentado en insensatas contiendas y litigios y derrochado astronómicos recursos en comprar armas en vez de construir escuelas, bibliotecas y hospitales.

No hay que confundir el nacionalismo de orejeras y su rechazo del “otro”, siempre semilla de violencia, con el patriotismo, sentimiento sano y generoso, de amor a la tierra donde uno vio la luz, donde vivieron sus ancestros y se forjaron los primeros sueños, paisaje familiar de geografías, seres queridos y ocurrencias que se convienen en hitos de la memoria y escudos corea la soledad. La patria no son las banderas ni !os himnos, ni los discursos apodícticos sobre los héroes emblemáticos, sino un puñado de lugares y personas que pueblan nuestros recuerdos y los tiñen de melancolía, la sensación cálida de que, no importa donde estemos, existe un hogar al que podemos volver.

El Perú es para mí una Arequipa donde nací pero nunca viví, una ciudad que mi madre, mis abuelos y mis dos me enseñaron a conocer a través de sus recuerdos y añoranzas, porque toda mi tribu familiar, como suelen hacer los arequipeños. se llevó siempre a la Ciudad Blanca con ella en su andariega existencia. Es la Piura del desierto, el algarrobo y el sufrido buenito, al que los piuranos de mi juventud llamaban “el pie ajeno” -lindo y triste apelativo-, donde descubrí que ro eran las cigüeñas las que traían los bebes al mundo sino que los fabricaban las parejas haciendo unas barbaridades que eran pecado mortal. Es el Colegio San Miguel y el Teatro Variedades donde por primera vez vi subir al escenario una obra escrita por mí. Es la esquina de Diego Ferré y Colón, en el Miraflores limeño -la llamábamos el Barrio Alegre-, donde cambié el pantalón cono por el largo, fumé mi primer cigarrillo, aprendí a bailar, a enamorar y a declararme a las chicas. Es la polvorienta y temblorosa redacción del diario La Crónica donde, a mis dieciséis años, velé mis primeras armas de periodista, oficio que, con la literatura, ha ocupado casi toda mi vida y me ha hecho, como los libros, vivir más, conocer mejor el mundo y frecuentar a gente de todas panes y de todos los registros, gente excelente, buena, mala y execrable. Es el Colegio Militar Leoncio Prado, donde aprendí que el Perú no era el pequeño reducto de clase media en el que yo había vivido hasta entonces confinado y protegido, sino un país grande, antiguo, coronado, desigual y sacudido por toda clase de tormentas sociales. Son las células clandestinas de Cahuide en las que con un puñado de sanmarquinos preparábamos la revolución mundial. Y el Perú son mis amigos y amigas del Movimiento Libertad con los que por tres años, entre las bombas, apagones y asesinatos del terrorismo, trabajamos en defensa de la democracia y la cultura de la libertad.

El Perú es Patricia, La prima de naricita respingada y carácter indomable con la que tuve la fortuna de casarme hace 45 años y que todavía soporta las manías, neurosis y rabietas que me ayudan a escribir. Sin ella mi vida se hubiera disuelto hace tiempo en un torbellino caótico y no hubieran nacido Álvaro, Gonzalo, Morgana ni los seis nietos que nos prolongan y alegran la existencia. Ella hace todo y todo lo hace bien. Resuelve los problemas, administra la economía, pone orden en el caos mantiene a raya a los periodistas y a los intrusos, defiende mi tiempo, decide las citas y los viajes, hace y deshace las malezas, y es tan generosa que, hasta cuándo cree que me riñe, me hace el mejor de los elogios: “Mario, para lo único que tú sirves es para escribir“.

Volvamos a la literatura. El paraíso de la infancia no es para mí un mito literario sino una realidad que viví y gocé en la gran casa familiar de tres patios. en Cochabamba, donde con mis primas y compañeros de colegio podíamos reproducir las historias de Tarzán y de Salgari, y en la Prefectura de Piura, en cuyos entretechos anidaban los murciélagos, sombras silentes que llenaban de misterio las noches estrelladas de esa tierra caliente. En esos años, escribir fue jugar un juego que me celebraba la familia, una gracia que me mercera aplausos, a mí, el nieto, el sobrino, el hijo sin papá, porque mi padre habla muerto y estaba en el cielo. Era un señor alto y buen mozo, de uniforme de marino, cuya foto engalanaba mi velador y a la que yo rezaba y besaba antes de dormir. Una mañana piurana, de la que todavía no creo haberme recobrado, mi madre me reveló que aquel caballero, en verdad, estaba vivo. Y que ese mismo día nos iríamos a vivir con él, a Lima. Yo tenía once años y. desde entonces, todo cambió. Perdí la inocencia y descubrí la soledad. la autoridad, la vida adulta y el miedo. Mi salvación fue leer, leer los buenos libros, refugiarme en esos mundos donde vivir era exaltante, intenso, una aventura tras otra, donde podía sentirme libre y volvía a ser feliz. Y fue escribir, a escondidas, como quien se entrega a un vicio inconfesable, a una pasión prohibida. La literatura dejó de ser un juego. Se volvió una manera de resistir la adversidad, de protestar, de rebelarme, de escapar a lo intolerable, mi razón de vivir. Desde entonces y hasta ahora. en todas las circunstancias en que me he sentido abatido o golpeado, a orillas de la desesperación, entregarme en cuerpo y alma a mi trabajo de tabulador ha sido la luz que señala la salida del túnel, la tabla de salvación que lleva al náufrago a la playa.

Aunque me cuesta mucho trabajo y me hace sudar la gota gorda, y, como todo escritor, siento a veces la amenaza de la parálisis de la sequía de la imaginación, nada me ha hecho gozar en la vida tanto como pasarme los meses y los años construyendo una histona, desde su incierto despuntar, esa imagen que la memoria almacenó de alguna experiencia vivida, que se volvió un desasosiego, un entusiasmo, un fantaseo que germinó luego en un proyecto y en la decisión de intentar convertir esa niebla agitada de fantasmas en una historia. “Escribir es una manen de vivir“, dijo Flaubert. Si, muy cierto, una manera de vivir con ilusión y alegría y un fuego chisporroteante en la cabeza, peleando con las palabras díscolas hasta amaestrarlas, explorando el ancho mundo corno un cazador en pos de presas codiciables para alimentar la ficción en ciernes y aplacar ese apetito voraz de toda historia que al crecer quisiera tragarse todas las historias. Llegar a sentir el vértigo al que nos conduce una novela en gestación, cuando una forma y parece empezar a vivir por cuenta propia, con personajes que se mueven, actúan, piensan, sienten y exigen respeto y consideración, a los que ya no es posible imponer arbitrariamente una conducta, ni privados de su libre albedrío sin matarlos sin que la historia pierda poder de persuasión es una experiencia que me sigue hechizando como la primera vez tan plena y vertiginosa como hacer el amor con la mujer amada dial semanas y meses, sin cesar.

Al hablar de la ficción, he hablado mucho de la novela y poco del teatro, otra de sus formas excelsas. Una gran injusticia, desde luego. El teatro fue mi primer amor, desde que, adolescente, vi en el Teatro Segura, de Lima. La muerte de un viajante, de Arthur Miller, espectáculo que me dejó traspasado de emoción y me precipitó a escribir un drama con incas. Si en la Lima de los cincuenta hubiera habido un movimiento teatral habría sido dramaturgo antes que novelista. No lo había y eso debió orientarme cada vez más hacia la narrativa. Pero mi amor por el teatro nunca cesó, dormitó acurrucado a la sombra de las novelas, como una tentación y una nostalgia sobre toda cuando veía alguna pieza subyugante. A fines de los setenta, el recuerdo pertinaz de una tía abuela centenaria, la Mamaé, que, en los últimos altos de su vida, cortó con la realidad circundante para refugiarse en los recuerdos y la ficción, me sugirió una historia. Y sentí, de manera fatídica, que aquella era una historia para el teatro que sólo sobre un escenario cobrarla la animación y el esplendor de las ficciones logradas. La escribí con el temblor excitado del principiante y gocé tanto viéndola en escena con Norma Meandro en el papel de la heroína, que, desde entonces entre novela y novela, ensayo y ensayo, he reincidido varias veces. Eso sí, nunca imaginé que a mis setenta años, me subirla (debería decir mejor me arrastrarla) a un escenario a actuar. Esa temeraria aventura me hizo vivir por primera vez en carne y hueso el milagro que es, para alguien que se ha pasado la vida escribiendo ficciones, encarnar por unas horas a un personaje de la fantasía. vivir la ficción delante de un público. Nunca podré agradecer bastante a mis queridos amigos, el director Joan 0llé y la actriz Aitana Sánchez Gijón, haberme animado a compartir con ellos esa fantástica experiencia (pese al pánico que la acompañó).

La literatura es una representación falaz de la vida que, sin embargo. nos ayuda a entenderla mejor, a orientarnos por el laberinto en el que nacimos, transcurrirnos y morimos. Ella nos desagravia de los reveses y frustraciones que nos inflige la vida verdadera y gracias a ella desciframos al menos parcialmente, el jeroglífico que suele ser la existencia para la gran mayoría de los seres humanos, principalmente aquellos que alentamos iras dudas que certezas, y confesamos nuestra perplejidad ante temas como la trascendencia, el destino individual y colectivo, el alma, el sentido o el sinsentido de la historia, el más acá y el más allá del conocimiento racional.

Siempre me ha fascinado imaginar aquella incierta circunstancia en que nuestros antepasados, apenas diferentes todavía del animal, recién nacido el lenguaje que les permitía comunicarse, empezaron, en las cavernas, en torno a las hogueras, en noches hirvientes de amenazas -rayos, truenos, gruñidos de las fieras-, a inventar ilustrarlas y a contárselas. Aquel fue el momento crucial de nuestro destino, porque, en esas rondas de seres primitivos suspensos por la voz y la fantasía del contador, comento la civilización, el largo transcurrir que poco a poco nos humanizaría y nos llevaría a inventar al individuo soberano y a desgajarlo de la tribu, la ciencia, las artes, el derecho, la libertad, a escrutar las encalas de La naturaleza, del cuerpo humano, del espacio y a viajar a las estrellas. Aquellos cuentos, fábulas, mitos, leyendas, que resonaron por primera vez como una música nueva ante auditorios intimidados por los misterios y peligros de un mundo donde todo era desconocido y peligroso, debieron ser un baño refrescante, un remanso para esos espíritus siempre en el quién vive, para los que existir quería decir apenas comer, guarecerse de los elementos, matar y fornicar. Desde que empezaron a soñar en colectividad, a compartir los sueños, incitados par los contadores de cuentos, dejaron de estar atados a la nona de la supervivencia, un remolino de quehaceres embrutecedores, y su vida se volvió sueño. goce, fantasía y un designio revolucionario: romper aquel confinamiento y cambiar y mejorar, una lucha para aplacar aquellos deseos y ambiciones que en ellos azuzaban las vidas figuradas, y la curiosidad por despejar las incógnitas de que estaba constelado su entorno.

Ese proceso nunca interrumpido se enriqueció cuando nació la escritura y las historias, además de escucharse, pudieron leerse y alcanzaron la permanencia que les confiere la literatura. Por eso, hay que repetirlo sin yegua hasta convencer de ello a las nuevas generaciones: la ficción es más que un entretenimiento, más que un ejercicio intelectual que aguza la sensibilidad y despierta el espíritu crítico. Es una necesidad imprescindible para que la civilización siga existiendo, renovándose y conservando en nosotros lo mejor de lo humano. Para que no retrocedamos a la barbarie de la incomunicación y la vida no se reduzca al pragmatismo de los especialistas que ven las cosas en profundidad pero ignoran lo que las rodea, precede y continúa. Para que no pasemos de servirnos de las máquinas que inventarnos a ser sus sirvientes y esclavos. Y porque un mundo sin literatura sería un mundo sin deseos ni ideales ni desacatos, un mundo de autómatas privados de lo que hace que el ser humano sea de veras humano: la capacidad de salir de sí mismo y mudarse en otro, en otros, modeladas con la arcilla de nuestros sueños.

De la caverna al rascacielos, del garrote a las armas de destrucción masiva, de la vida tautológica de la tribu a la era de la globalización, las ficciones de la literatura han multiplicado las experiencias humanas, impidiendo que hombres y mujeres sucumbamos al letargo, al ensimismamiento, a la resignación. Nada ha sembrado tanto la inquietud, removido tanto la imaginación y los deseos, como esa vida de mentiras que añadimos a la que tenemos gracias a la literatura para protagonizar las grandes aventuras, las grandes pasiones, que la sida verdadera nunca nos dará. Las mentiras de la literatura se vuelven verdades a través de nosotros, los lectores transformados, contaminados de anhelos y, por culpa de la ficción, en permanente entredicho con la mediocre realidad, hechicería que, al ilusionarnos con tener lo que no tenernos, ser lo que no somos, acceder a esa imposible existencia donde, como dioses paganos, nos sentirnos terrenales y eternos a la vez la literatura introduce en nuestros espíritus la inconformidad y la rebeldía, que están darás de todas las hazañas que han contribuido a disminuir la violencia en las relaciones humanas. A disminuir la violencia, no a acabar con ella. Porque la nuestra será siempre, por fortuna, una historia inconclusa. Por eso tenemos que seguir soñando, leyendo y escribiendo, la más eficaz manera que hayamos encontrado de aliviar nuestra condición perecedera, de derrotar a la carcoma del tiempo y de convertir en posible lo imposible.

Estocolmo, 10 de diciembre del 2010

Mario Vargas Llosa recibió el Premio Nobel de Literatura 2010

La premiación ha sido motivo de orgullo para todos los peruanos.
Hoy los principales diarios del mundo dan cuenta en sus portadas de este acontecimiento.







6/12/10

Eliane Karp: “Lamento y ofrezco disculpas a la gente que he ofendido, si es que la he ofendido”

(Tomado de peru21) La campaña electoral ya empezó y los candidatos a la Presidencia de la República no son los únicos que buscan ganar votos con abrazos y sonrisas. Quizá por ello, Eliane Karp, exprimera dama y esposa de Alejandro Toledo, decidió dejar de lado su actitud arisca y, en entrevista con Día D, ofreció disculpas por los exabruptos que protagonizó durante la gestión de su cónyuge.

Desde la capital de los Estados Unidos, donde reside hace un año y es profesora de la Universidad de Washington, Karp expresó: “Lamento y ofrezco disculpas a la gente que he ofendido, si es que la he ofendido. De mi parte, jamás ha habido mala intención, la única intención ha sido llevar al Perú hacia una mayor democracia”.


Cinco años después de haber dejado el país, dijo que sus explosivas (y a veces ofensivas) declaraciones, eran una respuesta a los ataques que, dice, recibió desde diversos frentes.
“Es como un muñeco vudú al que todos los días pinchan, por 5 años. Soy una mujer, un ser humano, y si te pinchan con agujas todos los días, no tengo la capacidad de hacerme una caparazón. No sé mentir, digo las cosas franca, transparente”, se justificó.
Y aunque precisa que no extraña esa epoca –pues “la vida es tan rica así, tener un marido que regresa a la casa a la misma hora todos los días, o estar juntos en el jardín, eso no había posibilidad de que ocurriera cuando estaba en Palacio”–, está lista para retomar su vida política

5/12/10

"A Mercedes Aráoz no la conocen a nivel nacional", afirma Fernando Tuesta


El reciente sondeo de la PUCP parece no haber caído muy bien en tienda aprista, en vista de que la candidatura de Mercedes Aráoz aún se muestra tibia en el electorado, con 5%, debajo del nacionalista Ollanta Huamala (cuarto, con 9%). De hecho, esta mañana, las críticas y el escepticismo hacia estas cifras no se dejaron esperar desde Alfonso Ugarte, de boca del congresista Aurelio Pastor, que quiso identificar una agenda privada en la casa de estudios y el apoyo encubierto a una candidatura.

Al respecto, Fernando Tuesta, jefe del Instituto de Opinión Pública (IOP) dijo a elcomercio.pe que el problema con la candidatura aprista es que —a pesar de que Aráoz fue ministra desde el primer año de la gestión de García Pérez— los electores no la conocen muy bien (16% no la ubica y 52% nunca votaría por ella).

“Cometemos el error de creer que lo que se dice, se hace y se piensa en nuestros entornos es lo que debe ser de conocimiento nacional y causar reacción inmediata en la gran opinión pública. En estas elecciones participarán 20 millones de electores y en Lima vota un tercio. Aráoz, ante este electorado, tiene un hándicap de inicio, por la poca visibilidad pública, en comparación con Castañeda, Fujimori, Toledo y Humala��, precisó.

Para el ex jefe del Jurado Nacional de Elecciones, Aráoz debe hacerse conocida a través del aparato partidario del Apra y, aunque no lo acepten, también del aparato del Estado, como ha ocurrido ya. “Su subida dependerá de cómo conecte con el gran elector”, dijo Tuesta.

Asimismo, la candidatura de Mercedes Aráoz carga con los activos y pasivos de la gestión de Alan García (principalmente, los escándalos de corrupción) y sus opositores mostrarán los aspectos negativos del gobierno. Sin embargo, la ex ministra de Economía y Finanzas puede aportar justamente aspectos que le permitan tomar distancia del gobierno, al ser mujer profesional y exitosa.

En tal sentido, candidaturas de menor escala como la de Pedro Pablo Kuczynski —por la coalición del Partido Popular Cristiano, Restauración Nacional, Partido Humanista y Alianza para el Progreso— también dependerán de sus frentes en provincias. PPK, para Tuesta, tiene más autonomía como candidato y puede apelar al apoyo de APP y los Humanistas en el norte, así como el del PPC en Lima; pese a ello, esa reunión no suma el peso de un partido más experimentado como el Apra (Tomado del elcomercio.pe)

31/10/10

Dilma Rousseff primera presidenta de Brasil

La candidata del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, ganó el domingo las elecciones en Brasil y se convertirá en la primera mujer presidenta de la principal economía de Sudamérica.
Con más del 99,42% de las mesas escrutadas, Rousseff se impuso con el 56% de los votos, frente al 44% obtenido por José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). De esta forma Rousseff, de 62 años, se erige en sucesora de Luiz Inacio Lula da Silva, su mentor político, de 65, quien completará el máximo de dos mandatos consecutivos permitido por la ley.

Rousseff, que asumirá su cargo el 1 de enero, ha prometido continuar con las políticas que han permitido a Brasil años de gran crecimiento económico y han sacado a muchos brasileños de la pobreza (Terra)


La ganadora de las elecciones en Brasil, Dilma Rousseff, dio el domingo las gracias por su apoyo al actual presidente Luiz Inacio Lula da Silva en su primer discurso tras su victoria.

"Tuve el honor de tener su respaldo, y aprender de su sabiduría", declaró Silva, mientras sus partidarios coreaban el nombre de Lula. "Convivir durante tantos años con él me dio la dimensión exacta de cómo es gobernar de forma justa, gobernar como un líder que siente pasión por su gente y su país"

Rousseff dijo que consultará con Lula muchas veces y que sabrá honrar su legado: "La tarea de ser su sucesora es un desafio pero sabré consolidar su obra" (BBC Mundo).

PERFIL: Dilma Rousseff

La candidata oficialista llegó a la contienda apoyándose en la alta popularidad del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, para lograr mantenerse al frente de su adversario tras la frustración de la primera vuelta del 3 de octubre, cuando le faltaron poco más de tres puntos para ser elegida.

En la recta final de la campaña para el segundo turno, la petista subrayó que la lucha contra las desigualdades sociales y el acceso de todos los brasileños a una vida mejor son el verdadero foco del proyecto político iniciado en el gobierno del ex sindicalista, del que ella representa la continuidad.

"Para nosotros, la cuestión social no es un adorno ni un anexo del programa de gobierno. Es la base de nuestra gestión. Esa es la diferencia histórica y la nueva cuestión que colocamos en la agenda del país: que no existe como concebir el desarrollo sin colocar como indicador la mejora en las condiciones de vida de la población brasileña", afirmó.

Nacida en el estado de Minas Gerais en el seno de una familia de clase media formada por un inmigrante búlgaro y una brasileña, tiene una trayectoria marcada por su militancia contra la dictadura militar que gobernó el país entre 1964 y 1985, y por su actuación en el servicio público a partir de la redemocratización.

En su juventud participó en las organizaciones armadas de la resistencia al régimen de facto conocidas como Colina (Comando de Liberación Nacional) e VAR-Palmares (Vanguardia Armada Revolucionaria), fue presa, torturada y pasó tres años en prisión a comienzos de los años 70.

En los últimos años de período militar, Rousseff luchó por la amnistía para aquellos ciudadanos que habían perdido sus derechos civiles y habían sido perseguidos por el gobierno, participando en la fundación del Partido Laborista Democrático (PDT) en el sur del país. Al lado de figuras históricas de la política brasileña, como Leonel Brizola, actuó de forma decisiva en el movimiento llamado Diretas Ya, la mayor movilización civil de la historia reciente brasileña que culminó con el regreso de la democracia.

Tras haber estudiado Economía, ocupó a fines de la década de 1980 la Secretaría de Minas y Energía del gobierno de Rio Grande do Sul, lo que le dio proyección nacional en esa área y la mostró como una gestora eficiente.

Afiliada al PT desde 2001, fue ministra de Energía durante el primer mandato de Luiz Inácio Lula da Silva a partir de enero de 2003, implementando una amplia reforma en el sector, y ocupó la jefatura de Gabinete del gobierno desde junio de 2005.

En ese cargo, tuvo bajo su mando las principales acciones del Ejecutivo en el segundo mandato del ex sindicalista, destacándose la coordinación del PAC, el ambicioso plan de inversiones en infraestructura de saneamiento, viviendas, transporte, energía y recursos hídricos (peopledaily.com)


30/10/10

Maradona cumple 50 años

Diego Maradona, uno de los futbolistas más extraordinarios de Argentina y del mundo cumplió 50 años.
Ha declarado a la prensa que es el cumpleaños más triste de su vida por estar alejado de la selección.
En una entrevista, concedida al diario Olé, también se refirió a su trayectoria deportiva, al club Boca y al Napoli.
A continuación reproducimos la entrevista completa.



(Tomado de Olé).-Diego cumple medio siglo y lo comparte en un mano a mano imperdible. Dijo que no lo festejará porque todavía le duele haber perdido la Selección. Les pega a Bilardo y al Checho, elogia a Messi y lamenta no haber tenido un mayor respaldo de sus jugadores.

-¿Qué te acordás de tus cumpleaños de pibe?

-Que no teníamos ni torta. Si aparecía una festejaba todo el barrio, ja. Fue muy duro, éramos ocho en la familia... Mis viejos se mataban por darnos de comer, imaginate que si todos queríamos cumpleaños se pudría el rancho...

-¿Te acordás cuál fue el primer cumpleaños que te dio la billetera para festejarlo?
-Sí, el primero que tuve regalos y pude hacer un asado para todos, con torta, fue cuando Argentinos me dio el departamento para ir a Villa del Parque. Ahí hicimos el último asado en Villa Fiorito. Fue el cumple de 15.

-¿Cómo es cumplir 50 años para Maradona?
-Es el cumpleaños más triste de mi vida. El que no quiero festejar. Me insistieron Dalma, Vero, pero no me quebraron. Tengo algo adentro del pecho que no me deja festejar. Yo digo que voy a estar en lo de mi vieja, vendrán a saludar mis hermanos, suegros y mis sobrinos, pero después me vengo para mi casa... Eso sí, Dalma y Gianinna se pelean para ser la primera en saludarme. Me aprietan de todos lados a mí, ja.

-Vos te imaginabas en la Selección.
-Exactamente. Me imaginaba con el buzo de la Selección. Haber quedado sin chances me dolió mucho. Ya cuando quedamos afuera del Mundial yo empecé mi luto íntimo. Después, que se empiecen a decir un montón de cosas cuando no me tomé vacaciones durante un año y medio, cuando fui a ver a los jugadores por el mundo, cuando pagué de mi bolsillos los viajes de Verónica y algunos asistentes... Grondona le había dicho a Vero: "Vos tenés que acompañarlo a todos lados a Diego porque sos su sostén". Pero después, cuando venía el sueldo, me descontaba los pasajes... Yo luché mucho por los jugadores y lo seguiré haciendo aunque muchos no hayan hablado... Los 40 días en Pretoria fueron maravillosos, por eso digo que nos debemos una charla con todos.

-¿Te podrías haber quedado si cambiabas tu gente o estaba todo cocinado?
-Yo trabajé con gente muy buena. El Doctor (Villani), Mancu y el Negro Enrique me ayudaron de una manera increíble... Más que Signorini no sabe nadie en este país. Viene Fernando y después todos los PF están en Santiago del Estero... Vilamitjana es bueno de verdad, no un improvisado como me dijeron. Yo no podía dejar en el camino a esa gente. Me hubiera gustado que de la misma manera lo interpretaran los jugadores. Pero tampoco hay que echarles la culpa. Se ve que les dieron un mensaje en la charla que tuvieron con Julio (Grondona) en Irlanda... Del Demichelis que no jugaba porque tenía el tobillo roto al que declaró después de Irlanda hay una distancia abismal del que habló mano a mano con Maradona... Así como digo eso, Carlitos (Tevez) me pareció una explosión de amor cuando llegó allá y después de hablar con Grondona salió como un gatito... Aunque no les quiero caer porque ellos son el reflejo de lo que vos le das. Y si yo no les di lo que querían, es culpa mía.

-Hay cosas que no hiciste bien, entonces, que te reprochás.
-No, no, porque yo les di lo mejor que tenía. Si Verón me demostraba que era Xavi, era número puesto. Ahora, si Pastore le sacaba tres cabezas en cada entrenamiento... Yo defendí siempre el equipo. No me arrepiento de haber puesto esos once. Como tampoco de haber entrenado 20 minutos los centros con las marcas que ya sabíamos. Estaban designadas desde el entrenamiento de la tarde anterior. Por eso es muy duro perder 4 a 0. El equipo en las prácticas era una máquina.

-¿Qué aprendiste del Mundial?
-Que hay que trabajar y tener el momento justo, porque te puedan abrochar como hizo Alemania, o hacerlo primero vos y terminar ganando. Los muchachos conmigo, cara a cara, se portaron geniales todos. Escuché a Verón decir un par de cosas, pero no le doy bola... Le doy mucha más bola al padre... Porque si tiene que hablar mi viejo... A él lo vinieron a buscar de la CNN... Eso es lo único que no me gustó. Pero con la Brujita tenemos una relación muy buena, no tengo problema en sentarme a hablar y decirle las cosas que le tengo que decir, lo que te estoy diciendo a vos... Si yo le ganaba a Alemania 2 a 0 lo ponía a él para tener la pelota.

-¿Es cierto que hablaste con Messi después del Mundial?
-Hablé una vez con Lío. Después, Vero chatea con Antonella, su novia, y yo le mando saludos. Para mí fue un orgullo muy grande haber entrenado a Messi. Que conmigo fue feliz, que no te quepa la menor duda... Yo lo entendí como nadie. Y si el Checho (Batista) dice que ahora Messi es feliz, es porque se disfrazó de Piñón Fijo, porque el Checho no puede hacer feliz a nadie. Que no me jodan. Yo respeto hasta que me faltan el respeto. A Lío, ahora que tengo tiempo, seguramente lo voy a ver a Barcelona y hablaremos como lo hicimos muchísimas veces en mi habitación, mano a mano los dos.

-¿Qué te dijo Messi en esa charla?
-A él le pasaban las cosas que me pasaron a mí. A nivel familiar, en los partidos, exactamente igual. Yo le conté mis experiencias. Lío tuvo muchas más situaciones de gol que yo en México 86 y no pudo hacer uno. Yo tuve el culo de que cuando tuve que definir, iba adentro del arco. El lo hacía como yo y si no era figura el arquero, pegaba en el palo... Vendió a todos los arqueros que jugaron en contra nuestra.

-¿Qué te dijo después del Mundial?

-Eso lo voy a guardar para toda mi vida. Incluso cuando Grondona hizo la charla en el vestuario, el llanto de Lío era más fuerte que sus palabras. También hablamos en Pretoria. Vino con el Kun (Agüero) y con Maxi (Rodríguez). Me pidieron que me quedara y yo les dije que iba a ver. Vinieron todos... Llegamos acá y parecía que habíamos ganado la Copa del Mundo. Pero a la semana yo ya estaba afuera...

-Nombraste al Kun. ¿Te imaginabas los 50 como abuelo?
-Sí, pero más por Dalma que por Gianinna. La gorda me anticipó, ja. El jueves, Benja me dijo "abu, te amo" por el Skype y me quería meter adentro de la computadora... Me lo voy a comer dentro de algunos días. Porque ahora me voy a China y después voy a ver a mi nieto. Viajo a ver el Masters de Londres para conocer a Federer, Nadal y Murray... Me encantaría saludar a los jugadores argentinos, pasar por Marsella para darle un abrazo al Gringo (Heinze). Y también quiero ver si tomo un poco de sol porque Vero está más blanca que la Coca Sarli, ja.

-¿Qué se le regala a Diego Maradona? ¿Es difícil?

-No, no. Cuando uno se pone grande no es difícil. Igual, el regalo soñado no lo voy a tener. Porque el mejor regalo hubiera sido la Selección.

-O sea que el regalo soñado era de Grondona.
-No, Grondona no te regala nada.


-Dijiste que es el cumple más triste. ¿Y el más feliz?

- Ojalá sea el 51. Cuando sople las velitas voy a pedir volver a la Selección.


-¿Cuál fue el mejor equipo en el que jugaste en estos 50 años?

-El Napoli (no duda).


-Pensé que ibas decir la Selección del 86.

-No, no. Bilardo dijo que él me hizo a mí. ¡El nunca me dio una orden o una forma de jugar! En el 86 fuimos a jugar contra Junior de Barranquilla, y nos dieron un baile que nos dio verguenza. Nos tuvimos que volver al DF. Hicimos una reunión entre los jugadores porque no teníamos el equipo, y no lo tenía Bilardo... No sabíamos de qué jugábamos. Preguntale a Valdano de qué jugaba y no sabía... Le preguntabas a Burruchaga y lo mismo. Me preguntaban a mí y te decía "libre por toda la cancha". Entonces que no le mienta a la gente. El equipo se hizo a través de los partidos y de los hombres que había dentro de la cancha. Porque ni entrenábamos. En el 86, el tipo más importante de la Selección era el Profe Echeverría. Porque lo que decía Bilardo no lo entendíamos, entonces el Profe pasaba por las piezas a traducirnos.

-Ese Napoli era un equipo pobre y sin estrellas.

-No querían ir ni los italianos. Paolo Rossi firmó contrato y después lo rompió. Nunca encontré casa, viví siempre en dos departamentos. Hasta que Ferlaino me dio las posibilidades para que le armara el equipo para ser campeón. Dos scudettos para el Sur, Copa Italia y Copa UEFA. Cada día que pasa, en Nápoles nosotros somos más grandes.

-¿Un compañero?
-Tuve muchos muy buenos, pero yo digo que me divertí con Caniggia. Y yo lo defendí cuando Bilardo lo quería dejar afuera...

-¿Cuándo?

-Me llamó antes del Mundial 90 y me dijo "Cani está afuera".
Yo le dije "somos dos". Era el mejor jugador que teníamos y lo quería dejar afuera... Cuando le contesté así metió freno de mano y marcha atrás. Acá mandan los jugadores. Y yo mandaba.

-¿Un club?

-Boca. No hay comparación. Haber salido campeón con Boca fue increíble. Le ganamos 1 a 0 al Ferro de Griguol, que era una maquinita. Si no teníamos al Loco Gatti en ese día, era goleada para ellos. Pero ahí se duerme (Mario) Gómez, no cierra, yo le meto la pelota al Mono Perotti y ahí ganamos el campeonato.

-¿Un técnico?
-El Flaco Menotti. Y por mucha diferencia. Lo más importante, hoy que soy técnico, es la defensa del jugador y saber perfectamente cuándo hablar y cuándo no.

-¿Qué camisetas fuiste guardando?
-Tengo las de la final con Alemania, que me las rescató Dalma y no se las doy a nadie. Ahora guardé la de Riquelme, el Kun, Lío, la de Masche en los Juegos. Y de rivales, tengo de Platini, Cantona, Gullit, Van Basten... Y de mis compañeros Carnevale, Careca, muchachos que me bancaban dentro de la cancha.

-¿El rival?
-River. Le quería ganar desde el primer día con Argentinos. Con Boca, ni hablar. Me retiré del fútbol con un desgarro en el aductor, un día de lluvia que perdíamos en el Monumental y lo dimos vuelta con goles de Palermo y Toresani. Me fui por la puerta grande.

-¿Cuál fue el segundo mejor gol de los últimos 50 años?
-Hay uno en el Barcelona, al Real Madrid. Me acuerdo que me la dio Carrasco en la mitad de la cancha, eludí al arquero, lo esperé a Juan José y lo dejé pasar de largo... Se rompió los huevos contra el palo y yo la toqué adentro. Después nos cruzamos en la mitad de la cancha y le dije "perdoná, Juan José". Me dijo "vete a tomar por culo". Me mandó a la mierda, ja. Claro, hijo de puta, si podías patear antes, ja.

-¿Y el segundo mejor jugador?
-Romario, Ronaldinho, Zidane, Messi, Riquelme, Cani, Baggio, Van Basten... Me gustaba ir a verlos jugar.


-¿Cuál fue la mejor frase maradoniana?

-"Cabeza de termo", "se te escapó la tortuga"... O "más falso que dólar celeste". Esa le cabe a Bilardo como loco...


-¿Qué fue Maradona en este tiempo?

-Un jugador de fútbol que salió de lo normal y de todo lo que querían que hiciera. Yo defiendo al futbolista. Después, los que van, abren la heladera y sonríen son unos fantasmas.

-Sorprende que pese a todo eso, a todo lo que te pasó en tu vida, no festejes tu cumpleaños. No tenés la Selección pero estás bien.

-Eso seguro. Yo voy a pensar en Benjamín, mis gordas, Vero, toda la gente que me quiere bien. Y en especial en los argentinos, por eso quiero decirles a través de Olé que dejé mi corazón porque creo que el fútbol argentino se merece mucho más de lo que tiene hoy. Quiero contar, también, que siento mucho la muerte de Néstor (Kirchner) y aclarar que yo fui a verlo porque le debía una charla. No lo visité para pedirle la Selección. Yo no pido nada. El se portó bien conmigo y hoy la presidenta tiene todo mi apoyo.

-Lo último: decirte gracias por abrirte en tus 50 años con Olé.
-Yo digo gracias. Me diste la posibilidad de hablar con la gente, de decirle lo que siento. Que no estoy muerto, que me siento entero. Pero no estoy para festejos.

27/10/10

Muere el ex presidente argentino Néstor Kirchner

El peronista Néstor Kirchner, esposo de la presidenta Cristina Fernández y ex mandatario argentino (2003-2007), ha fallecido este miércoles a los 60 años por un episodio de "muerte súbita", confirmó su médico, Luis Buonomo.

El deceso se produjo a las 8.30 horal local (11.30) en la villa villa turística de El Calafate, 2.787 kilómetros al suroeste de Buenos Aires.

Kirchner estaba junto a la Presidenta Kirchner y fue trasladado de urgencia al hospital local José Formenti.

Era el tercer problema serio de salud en los últimos nueve meses que padecía el diputado nacional, jefe del gobernante partido justicialista (peronista), y secretario general de la Unión de Naciones del Sur (Unasur).

"En nombre del pueblo estadounidense, ofrezco mi sentido pésame al pueblo argentino y a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner"
"Néstor Kirchner desempeñó un papel significativo en la vida política de Argentina y se había embarcado en un nuevo e importante proyecto con UNASUR (Unión de Naciones Sudamericanas)"
"Mis plegarias y pensamientos y los de Michelle están junto a la Presidenta Fernández de Kirchner y sus hijos"

El pasado 11 de septiembre, Kirchner fue sometido con éxito a una cirugía cardiovascular para desbloquear una arteria coronaria, en la clínica porteña "Los Arcos".

Y el 7 de febrero fue trasladado de urgencia a la misma clínica e intervenido luego de que los médicos advirtieron que tenía una placa ulcerada que le obstruía la arteria carótida derecha.

En 2004, siendo presidente argentino, debió ser hospitalizado de urgencia en la provincia de Santa Cruz a raíz de una indisposición estomacal. En medio de un fuerte hermetismo, la oficina de prensa de la Casa Rosada dijo que sólo se trató de una gastroduodenitis, pero pasó cinco días ingresado en ese centro médico.

Al año siguiente, la entonces primera dama cometió una infidencia y reveló que en verdad el presidente había sufrido "una úlcera perforada y realmente estuvo muy mal". Desde entonces Kirchner dejó de fumar y comenzó a hacer dieta alimenticia.

Pero el enloquecido ritmo de vida del 'hombre fuerte' de Argentina y el consiguiente estrés debido al exceso de actividad atentaban contra su salud, según subrayaban los médicos y especialistas consultados por estas horas en las emisoras de radio y televisión de Buenos Aires.

Kirchner concentraba cuatro trabajos a la vez: era secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), candidato 'presidenciable' en las elecciones generales de 2011, jefe del gobernante partido Justicialista (peronista), y diputado nacional.

Con tanto pluriempleo y las recaídas de su estado de salud, en los mentideros políticos de Buenos Aires circulaban interrogantes sobre si Kirchner estaba en condiciones de afrontar la campaña electoral de cara a 2011 y una eventual segunda presidencia hasta 2016.(El Mundo.es)

23/10/10

Elecciones Municipales: Los hechos contados por los caricaturistas políticos

Sin duda una caricatura vale más que mil palabras: sintetiza en una imagen mucho de la coyuntura política de un país, pone en evidencia la personalidad de los políticos y presenta un punto de vista crítico e irreverente de los hechos.
Los dibujantes, tiene muchos más lectores que los columnistas políticos y son, sin lugar a dudas, líderes de opinión.

Hace pocos días, se dio en Brasil una ley que prohíbe ridiculizar a los candidatos en los tres meses previos a las elecciones presidenciales. Infringir esta ley podría ser penado con multas de hasta 112.000 dólares. En el Perú todos podemos, afortunadamente, disfrutar de las caricaturas de conocidos dibujantes como Carlín, Mario Molina, Javier Prado, Juan Acevedo y Heduardo.

Hemos querido en este post compartir las más hilarantes caricaturas de estas elecciones municipales.

TENSA ESPERA



















DEBATE


















ULTIMOS DIAS DE CAMPAÑA












CAMPAÑA DE LA PRENSA




















LOS "AUDIOS"













LAS "MALAS" COMPAÑIAS









SE QUEDARON EN EL CAMINO











EN EL PARTIDOR



Carlos Tovar ha publicado el libro "Carlincaturas" sobre los últimos años del gobierno de Alejandro Toledo. Este año acaba de publicar "El carlín del hortelano", una antología de sus caricaturas publicadas en el diario La República.

Candidatos que participaron en las elecciones municipales 2010 en Lima: Lourdes Flores (UN-PPC), Susana Villarán (Fuerza Social), Humberto Lay (Restauración Nacional), Fernando Andrade (Somos Perú), Gonzalo Alegría (Acción Popular), Luis Iberico (Alianza Para el Progreso), Raúl Canelo (Partido Fonavista), Alex Gonzáles (Siempre Unidos) y Alex Kouri- Fernán Altuve (Cambio Radical).