5/4/12

5 de Abril: 20 años del autogolpe de Alberto Fujimori

El año 92 marco la vida de los peruanos, vivimos el golpe de estado al estilo fujimorista, con mensaje a la nación anunciando la disolución del Congreso de la República y posteriormente  con la intervención  del Poder Judicial, el Ministerio Público,  la Contraloría, el Tribunal de Garantías Constitucionales y otras instituciones.
Ese 5 de abril se cerraron medios de comunicación, se arrestó a periodistas y sólo la prensa extranjera informaba de lo que ocurría en el país.  Informes especiales sobre ese tema reproducimos en el post: 




Ese año, en lo personal, recibí las mejores clases de periodismo de mi vida: en la cabina de la desaparecida emisora Antena Uno valientes periodistas llamaban dictadura al gobierno del entonces presidente Alberto Fujimori, informaban sin censura sobre lo que acontecía en el país,  entrevistaban a los sectores de la oposición que cuestionaban duramente al gobierno. Era usual ver en los pasillos de la emisora al Dr. Raúl Ferrero Costa, ex decano del colegio de abogados; a  Felipe Osterling, líder del PPC; a Luis Alberto Sánchez, líder del APRA; a  sindicalistas y a otros representantes de los diversos sectores políticos y sociales. Es importante señalar que también se invitaba y entrevista a los representantes del fujimorismo para que la población tuviera las múltiples versiones de la realidad de entonces.

Ese año 92, dejé mis proyectos de iniciar una carrera como cineasta para entregarme apasionadamente al quehacer periodístico en la radio, defendiendo la democracia y los derechos humanos. Allí, en mi calidad de practicante, entré al ruedo a formar parte de la historia inmediata. Pude ver como a través de una emisora la población podía ser informada al instante de lo que sucedía en el país y podía opinar al respecto. Lamentablemente en ese tiempo algunos medios de comunicación guardaban silencio y en los años posteriores recibirían dinero para seguir una determinada línea editorial.

Antena Uno dio paso a CPN Radio, emisora que mantuvo la misma línea, y en cuyo staff de periodistas se encontraban, por mencionar algunos nombres, César Lévano, Pedro salinas, Zenaida Solís,  Alberto Ku King, Alfredo Barnechea, Juan Carlos Tafur, Pedro Planas y posteriormente Roxana Cueva, Claudia Cisneros, Federico Salazar y Sol Carreño.

Sin duda los peruanos gracias a los medios valientes e independientes que trabajaron en esa época pudimos conocer la verdad de los hechos, casi una década después nuestro asombro  no tendría limites al ver en la televisión los videos de Vladimiro Montesinos dando cuenta de un nivel de corrupción inimaginable.

Hoy 20 años después es bueno preguntarnos cuánto hemos aprendido los peruanos de todo lo vivido y sufrido ¿Es todavía posible que un sector de la población apoye medidas como las del 5 de abril de 1992?

A continuación compartiremos declaraciones y columnas de opinión sobre este tema:

 Mario Vargas Llosa Premio Nobel de Literatura 2010  

              








Lourdes Flores Nano                                                            
Partido Popular Cristiano

El autogolpe de Estado del 5 de abril de 1992 fue totalmente injustificable y "nunca más debe repetirse", por la enorme corrupción y el abuso de poder que ocasionó, afirmó la expresidenta del Partido Popular Cristiano (PPC) Lourdes Flores Nano.
.A 20 años de ese hecho, aseveró que en democracia se podía haber afrontado la situación de desorden económico y social que vivía el país a inicios de la década del noventa.
Recordó, además, que las fuerzas políticas en el Congreso de ese entonces colaboraban con el gobierno de Alberto Fujimori para consolidar una reforma económica a fin de sacar al país de la crisis y encaminarlo hacia el desarrollo, y para combatir al terrorismo.
“Por eso nunca justifiqué el 5 de abril y no debería repetirse nunca más en la historia de Perú. Es verdad que hace 20 años vivíamos una situación tremenda de desorden organizado por el terrorismo, pero siempre creí que el orden debía imponerse con democracia”, declaró a la Agencia Andina.
Flores Nano, quien en esa época era diputada del Fredemo, recordó el rechazó de la clase política de ese entonces al quiebre democrático que perpetró Fujimori, en especial la actitud del extinto presidente de la Cámara de Diputados, Roberto Ramírez del Villar.
“Que con su prisión domiciliaria y con esa foto tras los barrotes de su hogar mostraba su temple y compromiso democrático. Nunca más debemos vivir momentos como esos”, expresó.
Refirió que los hechos posteriores al golpe del 5 de abril demostraron una vez más que controlar el poder y manejar todos los recursos, como lo hizo el gobierno de Fujimori, siempre trae corrupción y abuso.


Kenji Fujimori
Congresista e hijo de Alberto Fujimori

El congresista de Fuerza 2011 Kenji Fujimori justificó hoy el autogolpe que protagonizó su padre, el expresidente Alberto Fujimori, al considerar que era una acción necesaria debido al contexto que se vivía en aquellos años.
“Era un infierno. Teníamos problemas de terrorismo, Sendero estaba a punto de tomar Lima y teníamos un serio problema económico. Se tenía que tomar medidas excepcionales e irrepetibles. No fue un autogolpe, fue un contragolpe”, aseguró.
El legislador se refirió al tema a propósito del aniversario 20 de este episodio, que se conmemora mañana, y que significó el cierre del Congreso por orden del presidente. Kenji alega que el Parlamento no dejaba gobernar a su padre y que ello requería un régimen de mano dura.

César LévanoDirector de La Primera



Veinte años después


Se cumplen hoy 20 años del día en que Alberto Fujimori, entonces Presidente constitucional de la República, dio el golpe de Estado que lo convirtió en dictador. Ese domingo 5 de abril siniestro, Fujimori anunció que disolvía el Congreso e intervenía el Poder Judicial.
No fue un golpe sólo contra la institucionalidad democrática. Ese fue mi personal criterio desde el momento mismo del atropello.

Recuerdo que esa noche, fatigado, me acababa de acostar, cuando me avisaron que la señora Cecilia Lacca, directora de Antena Uno Radio, la emisora en que yo trabajaba desde su fundación, quería hablar conmigo de modo urgente.

-Don César, me dijo, Fujimori acaba de dar un golpe. Ha disuelto el Congreso y va a reorganizar el Poder Judicial. Quisiera que haga usted enseguida un comentario.

Salí al aire, y dije (consta en grabación):

-Este es un golpe militar que lleva como mascarón de proa a Fujimori. Es el golpe de los militares violadores de derechos humanos y vinculados al narcotráfico.

Creo que acerté, porque apunté a los resortes de fondo, no a los meramente legales.

A las pocas horas del golpe, se vio en la televisión cómo la fuerza pública arrojaba desde un balcón del Palacio de Justicia expedientes vinculados a narcotraficantes.

Ahora se conoce que Fujimori, Vladimiro Montesinos y el general Nicolás Hermoza Ríos, comandante general del Ejército, formaban una banda delictiva y asesina, y que, después de juicios impecables, pagan con prisión sus crímenes de corrupción y contra los derechos humanos.

El golpe fue aprobado, según encuesta de Apoyo, por un 80 por ciento de la población. Ello se debió a que los golpistas habían llevado a cabo, previamente, una campaña contra el Congreso. Se acusaba a éste de no actuar con firmeza contra el terrorismo, de corrupción y de estar formado por comechados que ganaban demasiado.

Recuerdo que el 6 de abril, a bordo de un colectivo automovilístico, pasajeros hombres y mujeres se expresaban a favor de los golpistas, porque “ahora, con lo que se ahorre en sueldos de congresistas, los alimentos van a ser más baratos y van a subir los sueldos a los maestros”.

La dictadura impuesta hace 20 años no sólo robó fondos del Estado, no sólo traficó con las compras de armas, no sólo se enriqueció con el narcotráfico, no sólo ordenó torturas y masacres. Corrompió la moral pública. Uno de sus delitos consistió en convertir a casi todos los medios de comunicación en focos de adulación, mentiras y calumnias. (En la prensa y la televisión de hoy operan y ejercen poder algunos de los actores de esa época de oprobio. Por supuesto que el Presidente Ollanta Humala sabe quiénes son, y los tiene cerca.)

La dictadura eliminó derechos sociales, aceleró la quiebra de los partidos políticos y manchó el honor de militares y Policías.



AgustoAlvarez rodrichColumnista: la República


Veinte años después del 5 de abril
Acto fundacional y tumba política del fujimorismo.
Cuando a Lin Piao le preguntaron por el significado de la Revolución Francesa, respondió que aún era prematuro para opinar. Dos décadas no serían nada en esa perspectiva, pero el periodista es historiador del presente y no hay excusa para eludir, hoy, un balance del autogolpe del 5 de abril de 1992 que este jueves cumple veinte años.
Ocurrió un domingo por la noche, después de los programas dominicales cuando aún eran políticos.
Alberto Fujimori anunció en cadena nacional que iba a “disolver, disolver” el Congreso aludiendo a supuestos obstáculos que impedían resolver los problemas dramáticos del momento: la crisis económica y el terrorismo.
Sin saberlo, pues hoy es claro que entonces ya se había puesto en manos de su compinche Vladimiro Montesinos, Fujimori se volvió un iniciador de las autocracias competitivas en la región, las que llegan al poder por la vía democrática pero, una vez ahí, se instalan con la pretensión de quedarse para siempre, simulando que cumplen las reglas pero rompiéndolas a su favor, como hoy ocurre en Venezuela, Ecuador, Bolivia o Nicaragua.
La mejor expresión del fracaso del 5 de abril es que, veinte años después, nadie sensato defiende el autogolpe, salvo sus promotores que están en la cárcel por corruptos y asesinos –como lo estableció la justicia en procesos impecables–; los fujimoristas más tercos; y unos ganapanes que se ganan la vida como voceros mediáticos de la derecha bruta y achorada.
Esto no implica desconocer los logros cruciales para el país que trajo el  fujimorismo: control de la hiperinflación e inicio de la reforma económica que sentó las bases del esquema que perdura hasta hoy con resultados que deben ser perfeccionados para conseguir la ansiada inclusión social pero que son notables; desarticulación del terrorismo; o la paz con Ecuador.
Estos constituyen hechos que, junto con todo lo realizado en la década siguiente por los gobiernos democráticos, han contribuido al establecimiento de un país como el que hoy tenemos, con una perspectiva notable a diferencia del colapso que enfrentábamos hace dos décadas.




Jua Carlos TafurDirector de Diario 16


El 5 de abril del 92
Hay fechas que marcan un hito en la trayectoria política de un país. En el Perú de las últimas décadas, bajo la consideración de su mayor o menor vigencia, pero vigencia al fin y al cabo, son recordables el 3 de octubre de 1968, fecha del golpe militar de Juan Velasco Alvarado, el 28 de julio de 1980, cuando retornamos a la democracia luego de doce años de dictadura, el 5 de abril de 1992 con el autogolpe de Fujimori, y el 22 de noviembre del 2000, cuando luego de que el gobierno fujimorista hiciera implosión, se designa a Valentín Paniagua Presidente del gobierno de transición.

Mañana se cumplen veinte años del autogolpe de Fujimori y si bien las encuestas muestran un rechazo mayoritario a tal hecho, la calificación subjetiva indica que un importante sector considera que fue necesario. No hay, pues, la calificación negativa que uno hubiese esperado luego de transcurridos los años suficientes como para que queden desbaratados los argumentos que entonces se emplearon para justificar el golpe, ninguno de ellos válido.

No se necesitaba el golpe para derrotar al terrorismo. Tampoco para iniciar las reformas económicas que el fujimorismo emprendió. Ambas cosas se pudieron hacer democráticamente. Con más dificultad, sin duda, pero se pudieron hacer. Hay que recordar que con los votos parlamentarios del entonces Fredemo se podía alcanzar los votos para gobernar sin sobresaltos y dicho ofrecimiento le fue hecho saber a Fujimori de distintas formas.

Si el fujimorismo hubiese seguido los cánones constitucionales no solo habría logrado buena parte de los actos positivos que se le conceden sino que, sin duda, habría tenido la fiscalización necesaria para no incurrir en el desmadre corrupto en el que terminó convertido su régimen.

A propósito del reciente intento de inscripción electoral del Movadef surgieron voces cívicas que clamaron justamente por hacer memoria en el país. Las fuerzas democráticas están llamadas a hacer lo propio respecto de lo que significó el 5 de abril del 92. Más allá del hecho estadístico de que, si no hubiese ocurrido tal despropósito, el próximo 28 de julio estaríamos celebrando 32 años ininterrumpidos de democracia, con seguridad el Perú ya estaría a salvo de los remanentes antisistema que cada cinco años siguen reapareciendo en las elecciones.

Y lo más importante sería que desde dentro del propio fujimorismo, de su propia entraña, surjan voces autocríticas en ese sentido. Lamentablemente, mañana, lejos de avergonzarse, seguramente la mayoría de sus miembros celebrará la supuesta gesta.