Tomado de Elpais.com.-Perú se acerca a los comicios presidenciales más ajustados de su historia. A falta de 10 días para las elecciones del 10 de abril, nada menos que cinco candidatos se mantienen con posibilidades de pasar a una segunda vuelta. Los sondeos difundidos el pasado fin de semana coinciden en señalar que la clara ventaja de la que gozaba hace un mes el expresidente Alejandro Toledo se ha evaporado y el nuevo líder de las encuestas es el nacionalista Ollanta Humala, con alrededor del 22% de la intención de voto, seguido muy de cerca por Keiko Fujimori y Toledo (que tienen entre el 20% y el 21%), y un poco más lejos por el economista Pedro Pablo Kuczynski (16%) y el exalcalde de Lima, Luis Castañeda, que arrancó la campaña como líder y ahora tiene un apoyo de alrededor del 15%.
Con menos de un 8% de diferencia entre el primer y el quinto candidato, muchos analistas hablan de un empate estadístico entre al menos los tres primeros del pelotón, con Kuczynski (que hace dos meses obtenía solo un 5% de la intención de voto) subiendo de manera acelerada y Castañeda experimentando un severo declive. De cualquier forma, y aunque todos coinciden en que nada está definido, la noticia del liderazgo de Humala, el único izquierdista entre un pelotón de aspirantes más o menos de derecha, impactó con dureza en los agentes financieros.
La Bolsa de Lima -una de las más rentables del mundo, pero también de las más volátiles- cayó ese día un 5,16%, su mayor desplome en lo que va del año y apenas se recuperó un 1,9% en la sesión del martes. El dólar, la divisa en la que los peruanos históricamente se refugian en caso de crisis, se fortaleció respecto al sol y revirtió así una tendencia a la baja que ya lleva varios años. Aunque los agentes financieros e incluso el ministro de Economía salieron al frente para pedir calma a los mercados, la reacción fue tan fuerte que el propio Humala hizo una declaración pública el martes en la que se comprometía, de ser elegido, a hacer sus reformas económicas "de manera gradual".
El ascenso de Humala, quien ya estuvo a punto de ganar la presidencia en 2006 (perdió en la segunda vuelta ante Alan García) ha sido lento pero sostenido y algunos analistas lo atribuyen a la moderación de su discurso. El candidato nacionalista ha cambiado la camiseta de color rojo por los trajes oscuros y ha intentado desmarcarse del discurso de líderes regionales como el venezolano Hugo Chávez y el boliviano Evo Morales, pero aún enarbola las propuestas más radicales, como una reforma constitucional, el replanteamiento del modelo económico que le ha servido a Perú para destacar como uno de los países con mayor crecimiento del mundo y la revisión de los tratados de libre comercio y los contratos firmados por el Estado con empresas extranjeras. El presidente Alan García expresó cierta preocupación sobre la coyuntura electoral, al manifestar, en una entrevista al diario El Tiempo de Colombia que, de los cinco candidatos con posibilidades de llegar a la presidencia, cuatro continuarían su obra.
Ante el inusitado giro que ha tomado la campaña, el resto de candidatos ha replanteado sus estrategias y ha empezado a atacar a Humala, a quien sus opositores pintan como un lobo con piel de cordero. "En esta elección está en juego más que el próximo presidente", ha declarado Alejandro Toledo, quien ha dejado de polemizar con Alan García para empezar a presentarse ante el electorado como el "voto seguro", que garantizaría la continuidad de las políticas económicas. Kuczynski y Castañeda también se han proclamado como las mejores alternativas para derrotar a Humala en una eventual segunda vuelta a la que ninguno tiene asegurado el pase.
De los cinco candidatos, la que ha mostrado un perfil más bajo es Keiko Fujimori, hija del convicto expresidente. Ella se mantiene desde hace meses con una intención de voto de alrededor del 20%, que, sin embargo, en esta coyuntura de voto tan fragmentado puede ser más que suficiente para darle el pase a la segunda vuelta. De acuerdo con la ley peruana, solo se podrá difundir encuestas de intención de voto hasta una semana antes de las elecciones, el próximo domingo. Ese mismo día se realizará un debate entre los cinco candidatos, que puede ser decisivo, pero sus efectos en la opinión pública solo se conocerán después de que se cierren los locales de votación el 10 de abril y empiece un escrutinio que seguramente será largo y ajustado.