19/2/12

Racismo en el Facebook


Compartimos columna de Rocío Silva Santisteban sobre el racismo juvenil en el Facebook, publicado en el diario la República.

Estúpidos

Mi padre me decía siempre que hay personas que nacieron genuinamente estúpidas, pero que otras llegan a serlo tras un largo y difícil proceso de aprendizaje. Acá un ejemplo. Unos jóvenes de un colegio caro de Lima cuelgan en el Facebook una foto de uno de ellos, en una calle oscura, con una joven de minifalda negra, besándose. El comentario de la foto lo dice todo: “X haciendo de las suyas en su pueblo con su chola”. Las reacciones son aún peores que el comentario racista de la leyenda: “cómo me gustaría verte muerto ahorita”, “qué asco”, “das asco, no puedo creerlo, fácil es mi empleada”, “sucio”, “no sé si sentir pena por la chola o por ti, causa”, “tú sí que no discriminas w…”. Incluso la hermana del aludido opina: “te he dicho que pares de pescarte a cholas!!! En serioo!”.
Los jóvenes son jóvenes, pero estos, que estudian en un colegio de 1.500 soles la mensualidad, deberían de llevar, por lo menos, algún curso en el cual sus profesores bien remunerados les enseñen mínimamente a pensar y a reflexionar sobre la estupidez humana. Esa sería una manera de fortalecer el pensamiento crítico y así podrían entender que considerarse ellos mismos superiores por su fenotipo, su belleza o la marca de su reloj es puramente estupidez dura. Otra foto muestra a uno de estos jóvenes junto a una vendedora de caramelos de algún centro comercial de la zona más cara de Lima.
Ella ríe con su sonrisa desdentada, y él, acollerado, se muestra con una capucha pegándosele al cuerpo, como solidario. Falso: solo era para tomarse la foto y pegarla en su Facebook para recibir comentarios como “qué lindos”. Eso ya no es estupidez originaria, es crueldad. Es una sofisticada crueldad aprendida en casa, calle y colegio con mucha sutileza, a partir del supuesto que el joven y bello de ojos verdes, por nacer de esa manera y en alguna maternidad cara de Lima, se percibe como “mejor”, “superior”, “de otro rango”. El clasismo cuando se mezcla con el racismo es un arma letal y vitaminas para crecer más y más estúpido.
Pero hay otro punto: ellos aplican lo que, en algunas investigaciones, he denominado la “basurización simbólica” del otro, es decir, conferir a un ser humano el estatus de desecho. Por eso todas las interjecciones de asco o de repugnancia: ese amigo que ha besado a una “chola” está siendo signado con un estigma, y rechazado por su abyección, pues precisamente lo que pretende el grupo es rechazar esa conducta para fortalecerse como “no cholos”. Me pregunto: ¿es posible que alguno de estos jóvenes conozca que discriminar es un delito? Deberían, si es que, como insisto, pagan una educación de élite.
Sin embargo, no hay interés ni de padres ni maestros en instruir a sus hijos y alumnos en lo que los franceses denominan “pensamiento crítico”. Así podrían ser más justos en lugar de unos ensoberbecidos estúpidos. Más bien aprenden a ser racistas en varios idiomas o con precisión matemática. Lamentablemente luego estos jóvenes se convierten en la DBA y gerencian alguna de las empresas de sus padres. O, peor aún, en ministros de un presidente cholo.

8/2/12

Murió Luis Alberto ‘Flaco’ Spinetta



Elpais.com.-Murió ayer en Buenos Aires el poeta más rockero o el rockero más poeta de Argentina. Fanáticos de distintas generaciones de argentinos se conmovieron al enterarse de que Luis Alberto Spinetta, uno de los padres del rock del país sudamericano, había fallecido a los 62 años en la ciudad que lo vio nacer, después de meses de lucha contra un cáncer de pulmón.

Le gustaba la música instrumental y prueba de ello han sido varios de sus discos. También le atraía la fusión del rock con el jazz. Su voz destacó tanto como sus letras, en las que reconocía la influencia de Vincent van Gogh, Carl Gustav Jung, Sigmund Freud, Friedrich Nietzsche, Foucault, Deleuze, Carlos Castañeda y Antonin Artaud. Apenas había tomado unas pocas clases de guitarra cuando era adolescente. Fue un autodidacta y le salió más que bien. Spinetta nació el 23 de enero de 1950. Tuvo cuatro hijos: los músicos Dante (líder de Illya Kuryaki and the Valderramas) y Valentino y las actrices Catarina y Vera.


Creó su primera banda en 1967 con sus amigos del colegio San Román, en el barrio porteño de Belgrano. Se llamó Almendra. Tenía 17 años y juntos lograron convertirse en pioneros del rock argentino. En 1971 formó otro grupo histórico: Pescado Rabioso. Su disco Artaud fue considerado uno de los mejores del género en Argentina. Sin embargo, cambiaba permanentemente de bandas. Dos años después integró Invisible; en 1977, Banda Spinetta; en 1979, volvió con Almendra y en 1980 creó Spinetta Jade.
A partir de los ochenta inició su carrera solista. Con Charly García compuso un éxito, Rezo por vos, y con Fito Páez grabó un disco en el que se destacaron temas como Folis verger. Como solista compuso El mono tremendo, Muchacha (ojos de papel), Rutas argentinas, Me gusta ese tajo, A estos hombres tristes, Plegaria para un niño dormido, Durazno Sangrando... y muchísimas más. Todas ellas fueron un éxito en América Latina. Entre 1994 y 1999 tocó acompañado de Los Socios del Desierto, aunque volvería más tarde a tocar solo. El 4 de diciembre de 2009, antes de cumplir 60 años, organizó un concierto con todas las bandas de su carrera que llenó el estadio del Vélez Sarsfield y duró más de cinco horas. Allí tocó junto a Páez, García, Ricardo Mollo, Juanse y Gustavo Cerati, otra estrella del rock argentino que lleva un año y medio en coma. Su última actuación había sido hace un año
.

En julio pasado Spinetta hizo público que padecía un cáncer. “Estoy muy cuidado por una familia amorosa, por los amigos del alma, y por los mejores médicos que tenemos en el país. Me encuentro muy bien, en pleno tratamiento hacia una curación definitiva”, se esperanzaba El Flaco, como lo llaman y lo seguirán llamando en toda Argentina y el resto de Latinoamérica. “Si la lluvia llega hasta aquí voy a limitarme a vivir. Mojaré mis alas como el árbol o el ángel o quizás muera de pena”, cantaba Spinetta.